Historia del fregadero: funcionalidad y diseño

1 febrero, 2021

Si te hablamos de un elemento imprescindible en cualquier cocina del mundo, desde las más sobrias hasta los mejores restaurantes, seguramente los electrodomésticos copan las primeras posiciones. Pero lo cierto es que el fregadero debería ostentar el Top 5 sin lugar a dudas, tanto en hogares como en hostelería. De prácticamente cualquier tamaño, es un básico de cocina que ha logrado sobrevivir y adaptarse a las necesidades a lo largo de los años. Y mira que ya tiene unos cuantos a sus espaldas.

Piensa cuántas veces al día utilizas el fregadero de tu cocina, a pesar de que muchos hogares cuentan ya con lavavajillas. Es, además, una pieza que contribuye a la estética de toda la estancia, porque su evolución ha tenido en cuenta la importancia de la funcionalidad siempre ligada al diseño.

¿Cuándo se inventa el fregadero?

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El fregadero consiste más bien en una evolución que en un invento en sí mismo, como cabe imaginar. La necesidad de disponer de agua y de tenerla a mano crea los primeros recipientes destinados a este fin: cubos o barreños. En muchas ocasiones, se disponían sobre patas o estructuras similares, así que ya éramos conscientes de la importancia de la ergonomía (el lumbago también es bastante antiguo). No obstante, también bastaba con colocarlo encima de una mesa o de un mueble de la habitación. No parece haber un consenso con respecto al origen geográfico. Lo más probable es que surgiera en diferentes países respondiendo a las circunstancias cotidianas.

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A comienzos del siglo XIX, ya surgen las primeras ideas sobre cómo tener un sistema similar al fregadero actual en casa. El crecimiento de los núcleos de población y las necesidades de higiene, alimentaron la investigación sobre cómo perfeccionar un elemento tan usado en el día a día. En el siglo XX, a pesar de que no todo el mundo se lo podía permitir económicamente, ya había un buen número de hogares con un fregadero más moderno. Comienzan a incluirse tuberías para canalizar el agua, por lo que es necesaria la mano de obra profesional para su instalación. Paulatinamente, el abaratamiento de costes, y el crecimiento de las ciudades y su desarrollo, promovieron mejoras en los hogares haciendo el fregadero más accesible.

Historia de los materiales del fregadero

El material más común para los proto-fregaderos eran la madera y la piedra. Progresivamente, también se fabricaron fregaderos de plomo o zinc. A comienzos de 1900, comenzaron a emerger otros materiales, como el cobre. Los costes acabaron derivando la fabricación de los fregaderos modernos hacia metales como el hierro fundido, con una capa de esmalte para ganar en durabilidad, entre otras cosas.

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En la década de los años 30 surge un modelo de fregadero con aleación de cobre y níquel, más resistentes a la corrosión.También hubo pruebas con materiales como la porcelana, que se popularizaron por necesidad: con la llegada de la II Guerra Mundial, los países reclamaban un esfuerzo comunitario para reforzar el frente. La población tenía que entregar los objetos de valor, especialmente, aquellos fabricados en metal, de cara a reutilizarlos para la construcción de armas o transportes. Pero nadie necesitaba los fregaderos de porcelana para fabricar tanques, así que muchos de la época sobrevivieron.

La llegada del acero inoxidable

En los años 60, se crean los fregaderos de acero inoxidable. Supusieron toda una revolución gracias a sus características: resistencia a los cambios de temperatura y la oxidación, a los golpes y, gracias a no ser poroso, también resultaba más higiénico. Se trataba también de un material más asequible frente a sus predecesores. ¿La otra gran ventaja? Para alivio global del trabajo en la cocina, es mucho más fácil de limpiar que otros materiales.

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Arranca en estos años también la producción de Teka, al principio centrada en fregaderos, pero con una rápida expansión a otros productos por la fuerte demanda. Si bien el fregadero se convirtió en el producto emblema de la compañía gracias al grado de especialización logrado por la marca.

En la actualidad, el abanico de materiales para fabricar fregaderos ha crecido notablemente. Desde los materiales sintéticos a fregaderos de cristal, combinaciones de granito mejoradas, mármol, resinas… y un acero inoxidable que se mantiene, evolucionando para potenciar sus cualidades.

Diseño y tipologías de fregaderos

Hay una gran variedad de diseños unidos a la funcionalidad y a las necesidades de cada cocina. La tipología de los fregaderos incluye diferentes tamaños e instalaciones, número de cubetas que oscilan entre una y hasta tres e incluso estilos que abarcan formas circulares para que elijas el que mejor se adapta a ti.

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La cuidada estética y el diseño de los últimos años han convertido además al fregadero en un potente elemento decorativo dentro de la cocina. Una amplia variedad de colores que combinan a su vez elegancia y sofisticación para lograr un acabado minimalista pero con presencia propia, dando un paso más en el concepto tradicional del fregadero.

La familia del fregadero también ha crecido: existen muchos accesorios y complementos para sacarle el máximo partido. Desde elementos para contribuir a la seguridad en tu hogar a otros que trabajan mano a mano desde tu casa para crear un mejor mañana, potenciando, por ejemplo, la eliminación de residuos.

El fregadero sigue siendo una parte imprescindible en la cocina para hacer nuestra vida mucho más fácil. Continúa creciendo y mejorando para satisfacer al máximo las demandas de una población que, como el mismo fregadero, sigue evolucionando, acompañándonos y ayudándonos a diario en el hogar.

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