¿De qué sirve darte una ducha placentera si luego tus toallas están ásperas o no secan bien? Hoy te enseñamos cómo lavar tus toallas en la lavadora para dejarlas perfectas.
1. Lava las toallas por separado
Seguramente, el consejo número uno de cómo lavar toallas que hemos oído en casa, aunque no siempre hagamos caso. No mezcles las toallas con el resto de la colada porque puede hacer que suelte pelusa y que se queden menos esponjosas. Si se trata del primer lavado, para evitar que se deshilachen, puedes ponerlas en remojo con un poco de sal y un poco de vinagre.
2. No uses suavizante
Aunque te creas que el buen olor del suavizante le hace bien a tus toallas, no es así. El suavizante hace que se reduzca la capacidad de absorción de las toallas y que duren menos.
Puedes usar suavizante pero ocasionalmente, 1 de cada 5 lavados, por ejemplo. De esta manera conseguirás que huelan bien y también alargarás su vida útil.
3. Utiliza agua caliente
Pon el agua a 40º, de esta manera se eliminan mucho mejor las manchas pero también se eliminan los gérmenes y las bacterias. Aunque, si tus toallas son de un material delicado, es mejor que las laves en agua tibia y añadas un poco de bicarbonato cuando vayas a aclararlas. De esta manera recuperarás su tacto suave y no deteriorarán.
4. No cargues el tambor de la lavadora
Si cargas excesivamente el tambor de tu lavadora evitarás que el agua tenga espacio para circular y que las toallas se limpien adecuadamente. No cargar excesivamente el tambor es esencial para limpiar las manchas difíciles.
5. Secar las toallas correctamente
Para secar las toallas correctamente hay que estirarlas totalmente para que no pierdan su forma y su textura. También es importante secarlas en un lugar aireado o, al menos, permitir que corra el aire por entre los tejidos.
Hay que tenderlas en un lugar en el que no de directamente el sol y no tienen que estar mucho tiempo secándose, porque de lo contrario se endurecerán.
6. Si tienes secadora, úsala.
La secadora ayudará a que tus toallas eliminen toda la humedad que puedan retener y así, a la larga, tampoco tendrán ese característico olor a toalla mal secada. Además, la secadora ayuda a que el tacto de las toallas sea mucho más suave y agradable.
7. Plancha y vapor para dejarlas como nuevas
Después del proceso de lavar toallas, queda el toque final. Plánchalas para eliminar lo poco de dureza que pueda quedar y asegúrate de usar mucho vapor para que queden mejor. Una vez las hayas planchado, dóblalas con cuidado para que no se apelmacen y guárdalas en un sitio en el que no se aplasten. Así conseguirás que estén suaves y que cumplan con su cometido ducha tras ducha por más tiempo.