Estás a punto de irte a dormir, te pones a echar el cerrojo, a apagar las luces… y empiezas a oír ruidos extraños, puertas que crujen, “¿quién ha encendido la tele? —¡yo no!— Fermín, la tele no se enciende sola, qué me estás contando”, y, de repente, tus electrodomésticos empiezan a hacer cosas muy, muy raras. Porque, como era de esperar, estos problemas comunes con tus electrodomésticos siempre van a pasar cuando peor te viene; es un hecho.
Antes de llamar a los cazafantasmas, déjanos que te echemos un cable—chiste de servicio técnico—y prueba a resolver esos problemas de posesión con nuestra guía temática de Halloween, especialmente hecha para devolver tu hogar a la vida (en materia eléctrica). Afortunadamente, la mayoría de estos sucesos paranormales tienen una explicación muy de este mundo y no de El mundo del revés.

1. La lavadora poseída: electrodomésticos que hacen ruido
¿Has oído alguna vez tu lavadora sonar como si tuviera un zombi dentro deseando salir corriendo? Miedo da, pero en realidad la causa es otra y es bastante habitual.
¿Qué le pasa? El tambor puede estar desequilibrado. Cuando metes prendas de ropa de las que pesan, como toallas o mantas, se acaban yendo a un lado con cada giro y dan unos golpes que no veas. Como cuando las cremalleras rascan la superficie del tambor y estás hora y veinte oyendo ese ruidito metálico.
Solución:
- Detén el ciclo y redistribuye la carga de manera uniforme.
- Asegúrate de que la lavadora esté nivelada; puedes ajustar las patas si es necesario.
- Evita sobrecargarla: también necesita espacio para “respirar”.
- Comprueba que esté instalada sobre un suelo sólido y nivelado.
Si el sonido se parece más a alguien que está dentro tocando unas maracas y tienes niños, probablemente es porque se han traído kilo y medio de arena del parque en los bolsillos. No hace falta exorcista.

2. El frigorífico que aúlla a medianoche
Un frigorífico que zumba, vibra o hace ruidos rarunos en la oscuridad como Chewbacca a las cuatro de la mañana te puede poner los pelos un poco de punta. Es uno de los problemas más comunes en los electrodomésticos y, desde luego, de los que más tensa. Quedarte sin frigorífico es de las cosas más temibles del primer mundo.
¿Qué le pasa? Todos los frigoríficos hacen algo de ruido al enfriar, pero si es excesivo puede deberse a que el ventilador está sucio o el compresor lo está pasando mal para seguir en marcha. Normalmente, solo necesitan una buena limpieza.
Solución:
- Limpia la parte de atrás, esa que normalmente solo ves cuando te mudas — desenchufa el frigorífico antes, haz el favor. El polvo y la suciedad hacen que trabaje más y haga más ruido.
- Asegúrate de que no hay nada dentro que toque las paredes: las vibraciones y los choques amplifican el sonido.
- Consulta el manual para verificar que todo esté bien instalado: patas niveladas, baldas bien colocadas, etc.
Si el lamento boliviano continúa, quizás haya que cambiar el motor del ventilador. Pero vamos que no tienes un frigorífico encantado, lo que pasa es que está cansado, algo con lo que seguramente puedas empatizar con poco esfuerzo ¿eh?.

3. El horno que abrasa como la Inquisición Española
Ajustas el horno a 180 °C, pero tu bizcocho sale más oscuro que el chiringuito de Sauron ¡con lo bien que iba todo! Pero de nuevo, que no pánico el cunda que es de los problemas más comunes entre los electrodomésticos hogareños.
¿Qué le pasa? Calor desigual, termostato roto o ventilación obstruida que convierten tu horno en una hoguera de la noche de San Juan.
Solución:
- Usa un termómetro de horno para comprobar la temperatura real.
- Límpialo con regularidad; la grasa acumulada provoca puntos calientes. Si está demasiado sucio, aprovecha las funciones de autolimpieza como HydroClean o pirólisis.
- Si el calor es irregular, puede que haya que sustituir el termostato. Y sí, antes de comprar un horno nuevo, valora reparar el tuyo. Consulta siempre con un profesional para salir de dudas.
Un horno bien calibrado garantizará que tus creaciones de Halloween den mucho miedo, pero sin llegar a ser mortales.

4. La secadora que manda a los calcetines a otra dimensión
Durante todo el año —pero especialmente en Halloween— ocurren desapariciones misteriosas en todos los hogares. Tus calcetines nunca vuelven a ser los mismos porque su pareja desaparece y pasan al cajón del “no lo voy a usar en la vida, pero me da pena tirarlo”. Y todo empieza cuando los metes en la secadora. Pero no, no es una conspiración de la Asociación Mundial de Fabricantes de Calcetines.
¿Qué le pasa? Los calcetines pueden deslizarse entre el tambor y la junta de la puerta, sobre todo en modelos antiguos.
Solución:
- Comprueba siempre el tambor y el filtro después de cada secado. Casi siempre se queda algo dentro, más allá de kleenex.
- Limpia el filtro de pelusas con regularidad; ayuda a que la secadora respire y evita el sobrecalentamiento.
- Usa una bolsa de malla para la ropa pequeña o delicada, como la ropa interior.
Tus calcetines no han desaparecido, solo están atrapados en el “lado oscuro” de la secadora.

5. El termo que echa agua helada como el aliento de un fantasma
Has tenido un día fino catalino en el trabajo, el transporte público y el tráfico. Solo quieres llegar a casa y darte una ducha caliente. Pero las fuerzas oscuras tienen otros planes: abres el grifo y un chorro helado te congela hasta las ideas, ¿es una cosa de espíritus chungos a lo Evil Dead?
¿Qué le pasa? Tranquilas todas que tu termo no está maldito (probablemente). Lo más común es un fallo en el termostato, en alguno de sus componentes o una acumulación de sedimento en el fondo del tanque.
Solución:
- Asegúrate de que haya suministro eléctrico o de gas. Incluso el calentador necesita una chispa de vida, como Frankenstein.
- Si es eléctrico, reinicia el termostato (los gremlins nocturnos pueden haberlo desajustado).
- Si tienes un calentador con depósito, vacíalo y límpialo una vez al año: los sedimentos roban calor poco a poco.
- Si sigue sin calentar, alguna pieza importante del calentador o el mismo termostato pueden haber ascendido al cielo de los electrodomésticos. Toca reemplazo.
Mantén tu termo feliz y limpio para tener a raya a los fantasmas de las duchas frías en una galaxia muy, muy lejana.

Averías frecuentes en tus electrodomésticos: viva el bricolaje
Sabemos que estos problemas comunes con los electrodomésticos son un coñazo, pero, como ves, la mayoría tienen soluciones sencillas y bastante terrenales. No tardarás mucho en arreglarlos o, mejor aún, en prevenirlos. Con un poco de limpieza y mantenimiento, tus electrodomésticos van a funcionar sin traspasar los límites de este mundo y sin conjuro alguno. Eso sí: la seguridad debe ser siempre tu regla de oro. Si crees que el problema es serio o tiene que ver con electricidad o gas, llama siempre a un técnico cualificado.
Si este Halloween tu nevera aúlla o tu lavadora tiembla, recuerda: no están embrujadas, solo necesitan un poco de amor y cuidado. Nueve de cada 10 especialistas en electrodomésticos y el más allá recomiendan mantener tus electrodomésticos felices y a punto para un hogar sin fantasmas durante todo el año.
