Historia del lavavajillas: higiene y comodidad

7 septiembre, 2021

Hablamos en su día de la invención de la lavadora como uno de los avances que más tiempo de calidad había regalado —o devuelto— a los habitantes del hogar. Pero la historia del lavavajillas nos descubre que es otro de los electrodomésticos más prácticos en el día a día y que más discusiones evita, incluyendo aquí a los pisos compartidos. ¿Es entonces la historia de los electrodomésticos un intento continuo y velado por sofocar las riñas hogareñas? Pues no tenemos ni idea, pero un poco sí que ayudan ¿verdad?

Necesidades y antecedentes

Como en el caso de la lavadora, el agua era un bien escaso en los hogares a lo largo de la historia, casi tanto como la higiene o los derechos de la infancia. Cogemos nuestra máquina del tiempo y nos plantamos en la segunda mitad del siglo XIX. Es una época de grandes avances donde ya ha surgido una renovada burguesía y la segunda Revolución Industrial ha arrancado. Los cambios económicos, esa burguesía reforzada, transportes nuevos y nuevos hallazgos químicos dan un empujón a muchos inventos. Pero los platos se seguían lavando a mano a base de transportar agua para tal fin.

El lavavajillas es uno de los beneficios domésticos más tardíos y surgió dentro de este ambiente de innovación para suplir las necesidades de la creciente clase popular adinerada. No tanto en un afán de mejorar las condiciones y la productividad de los empleados de hogar, más bien, en un giro menos elevado y más prosaico de los acontecimientos, para que dejaran de cargarse la vajilla. El problema de lavar los platos se hacía aún más patente en ámbitos como restaurantes y hoteles.

planos primer prototipo de lavavajillas

En 1850 Joel Houghton diseña un proto-lavavajillas que consistía, básicamente, en una cubeta de madera y una manivela, de nuevo, muy similar a la lavadora. L.A. Alexander fabrica unos años después un modelo mejorado que añade una bandeja giratoria. La idea estaba, pero eran muy poco funcionales.

La invención del lavavajillas: adiós a los platos rotos

primer lavavajillas usado por josephine cochrane

La estadounidense Josephine Cochrane hizo la aportación definitiva a la historia del lavavajillas: lo inventó y lo hizo operativo. Como curiosidad, su bisabuelo, John Fitch, fue el inventor del primer barco a vapor estadounidense, y Josephine descendía de ingenieros civiles, así que era consciente de las posibilidades de mejora en la vida cotidiana que ofrecía la tecnología. Trabajando junto al mecánico George Butters, Josephine Cochrane pensó que había que añadir compartimentos para diferentes tamaños y piezas de vajilla y cubertería. El jabón y el agua a presión se añadirían al lavado gracias a un pequeño motor. El invento se mostró al público en la Feria Mundial de Chicago (Exposición Colombina) de 1893. Y se llevó unos cuantos premios para poner en la repisa de encima de la chimenea, aunque ya se habían inventado las vitrinas.

Cochrane procedía de buena familia, pero enviudó pronto y tuvo que hacer frente a sacar adelante una patente y un negocio en sí que le trajeron más quebraderos de cabeza que beneficios. La historia del lavavajillas continuó su andadura pero el electrodoméstico seguía estando al alcance de unos pocos. Era necesario llevar a cabo reformas en hogares, usaban mucha agua caliente y eran enormes.

Un paso más allá

lavavajillas antiguo usado por una mujer

Después de la Gran Guerra, los hogares vuelven a recibir atención. Se lleva a cabo una mejora de las infraestructuras, aunque hacen honor a la polisemia de su prefijo y continúan siendo bastante precarias. Con todo, eso significa que algunas comodidades se hacen más accesibles. William H. Livens mejora el lavavajillas haciéndolo más pequeño, lo suficiente como para que quepa en hogares más al uso. Y ya en 1940 se añaden poco a poco elementos electrónicos para ayudar al secado de la vajilla.

Los felices años 50

El fin de la Segunda Guerra Mundial y la recuperación económica supuso una inyección de dinero para cosas que no fueran fabricar munición y armas. Los soldados regresaban a casa, se creaban nuevas familias y las comodidades en el hogar pasaron a un primer plano. Y es aquí donde retomamos la historia del lavavajillas y la de casi todos los electrodomésticos de nuevo gracias a que vuelve a haber dinero. Alrededor de 1950, el lavavajillas pasa a comercializarse de manera masiva y continúa su escala hasta los setenta. Para entonces, gran parte de Norteamérica y Europa occidental cuentan con el electrodoméstico en los hogares.

El lavavajillas hoy y mañana

ouera lavavajillas antiguo de teka abierto

La historia del lavavajillas tampoco se detiene en la actualidad. La evolución, que es el único camino, los ha hecho silenciosos como un ninja y adaptados a todo tipo de medidas y necesidades. La diferencia entre lavar a mano o en el lavavajillas va más allá de la comodidad: en un ciclo de lavavajillas se pueden llegar a eliminar hasta el 99,9 % de bacterias y alérgenos, algo especialmente relevante si se sufren alergias alimentarias. La reducción de los tiempos de lavado, que puede llegar hasta a un 70 %, si se comparan modelos disponibles a la venta, también se traduce en un ahorro considerable de la mano del propio ahorro energético, siendo electrodomésticos cada vez más sostenibles. El menor gasto de agua en comparación con el lavado a mano es otro de los argumentos firmes para priorizar el lavavajillas.

tipos-de-lavavajillas

El lavavajillas se ha convertido en una opción necesaria en el hogar para ayudarnos a diario y para llevar la higiene y la limpieza a otro nivel. Como la vida de puertas para afuera ya es bastante complicada, todo lo que podamos hacer para mantenerla fácil de puertas hacia adentro, siempre es bienvenido, y un electrodoméstico como el lavavajillas nos permite apuntar una preocupación menos en nuestra lista de quehaceres pequeños, pero necesarios.

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