Seas usuario avanzado del horno eléctrico o no, te habrás cruzado con el clásico problema del horno que echa humo al ponerlo en funcionamiento. Rara vez significa que está estropeado pero sí que es cierto que conviene que no ignores el problema para que no se convierta en uno mayor. Y bueno, que al final es desagradable que se llene la cocina de humo y suele venir acompañado de un olor a quemado que lo impregna todo. Vamos a echar un ojo a posibles casos donde tu horno eche humo, literalmente, y cómo solucionarlos.
Caso número 1: primer uso del horno
Sabemos que leer las instrucciones de un horno te puede apetecer tanto como leerte las condiciones de una hipoteca, pero ahí está la clave en estos casos.
Solución: si es la primera vez que enciendes tu horno, debes asegurarte de una serie de cosas antes de su primer uso con recetas:
- Hay que retirar todos los elementos de embalaje, incluyendo plásticos protectores.
- Es necesario conectar el horno durante un periodo de tiempo—una hora, por ejemplo—sin comida en su interior.
- Después, conviene enfriarlo con la puerta abierta.
- Cuando esté frío, se pueden limpiar los accesorios y el horno, para que no quede ningún resto de impurezas, grasa o suciedad que vengan de fábrica.
¿Qué sucede? Pues que en este proceso es probable que el horno suelte humo y que huela raro, a quemado, por ejemplo. Pero tras el primer uso y su limpieza, no quedará ni rastro y podrás cocinar sin problema. También es normal que, al calentar por primera vez, los materiales desprendan olor, pero eso no significa que afecte de ningún modo a tu comida.
Caso número 2: restos de alimentos
Es fácil que al cocinar se queden pequeños restos de comida en el horno. Esto significa que podemos hacer una pizza que sepa a gloria, encender el horno una semana después, y ver cómo empieza a oler a quemado. Si tu horno echa humo, piensa en lo último que cocinaste y mira en el interior: un cacho de mozzarella traicionera puede haberse quedado en algún recoveco.
Solución: no solemos limpiar el horno cada vez que lo usamos, aunque deberíamos, ya sea manualmente o con algún sistema de autolimpieza. Si no estás por la labor, trata de retirar los posibles restos de comida que hayan caído al fondo o se hayan quedado adheridos a las bandejas y paredes. Eso sí, cuando el horno esté frío.
Caso número 3: grasa acumulada
Algunas recetas pueden desprender excesiva grasa o puede que los accesorios, como bandejas antigoteos, no funcionen bien o estén desbordadas. Cuando estas grasas se queman al contacto con las paredes del horno u otras partes, como resistencias, provocan humo.
Solución: asegúrate de utilizar las bandejas y accesorios adecuados según tu receta y de que estén limpios. Así es más raro que la grasa rebose o salpique, acumulándose como suciedad en el horno. También puedes optar por opciones de cocinado más saludables, como el uso de vapor. Es más fácil limpiar un horno donde se ha cocinado al vapor y, en general, se ensucia menos.
Caso número 4: ventilación inadecuada
Los aislamientos del horno están preparados para que el calor se concentre dentro del horno, pero aún así, es importante dejar cierto espacio para que el electrodoméstico “respire”. Si el horno está encajonado a más no poder, es posible que se acumule exceso de humo al cocinar.
Solución: coloca el electrodoméstico según las recomendaciones del fabricante. Asegúrate de que las rendijas de ventilación que pueda tener tu horno tienen un mínimo de hueco libre y que no las cubres con un trapo, por ejemplo. Si tu horno es de gas, es importante verificar que no existen posibles fugas.
Caso número 5: eso que hay en el horno no es comida
A veces empleamos materiales para nuestras recetas que se quedan a vivir en el horno. Restos de papel de aluminio, de cocina, plásticos… e incluso pinzas de tender la ropa que tus hijos han podido introducir jugando en el horno (ejemplo loco, pero real). Si has montado una fiesta en casa, sobre todo en Nochevieja, 100% que tienes que mirar si hay algo en el horno que no debería estar ahí.
Solución: no está de más echar un ojo al horno cada vez que vayas a usarlo para ver si ves algún objeto extraño dentro. Ten especial cuidado si eres de los que guardas las sartenes dentro del horno porque es muy fácil ponerlo a pre-calentar con ellas dentro, no te das cuenta.
Si pese a hacer un repaso a todas estas razones tu horno echa humo, es hora de ponerse manos a la obra en otro sentido. Deja de utilizarlo hasta localizar el error, examina los fallos más comunes en el manual de uso del electrodoméstico (puedes consultar las versiones online) y, si crees que puede ser una avería, ponte en contacto con un técnico oficial. Y si tu horno echa algo de humo pero huele rico, no solo es que no hay ningún problema, sino que vas a triunfar con la receta.