¿Sabes en qué consiste un hogar lento? Tal vez el concepto te lleve a equívoco. No se trata de que la vida transcurra más lenta ni tampoco que no se adapte a los avances tecnológicos o a cómo percibes la realidad después de una de esas noches en las que duermes 2 horas. Un hogar lento es un tipo de casa en la que te será más fácil descansar y recargar baterías. Haz que la tuya sea también una slow home poniendo en práctica algunas recomendaciones básicas:
Qué es una slow home
Se trata de una vivienda en la que relajarte es tan sencillo que no hace falta que hagas nada más que disfrutar de ella. La comodidad y la calma que transmite son sus señas de identidad, al contrario de una casa rápida, en la que siempre reina el estrés y, en ocasiones, incluso el caos.
El concepto tiene su origen en Estados Unidos. Fue en 2006 cuando comenzó a primarse el descanso y la calidad de vida en la construcción de edificios residenciales. Los padres de esta tendencia son los arquitectos John Brown y Matthew North, quienes alimentaron esta filosofía mediante la sostenibilidad, el uso de materiales saludables y otras premisas ligadas a la bioconstrucción.
Desde entonces, este modo de concebir las casas ha ido ganando terreno a pasos agigantados, traspasando fronteras y seduciendo a cada vez más personas que desean hacer de su hogar un refugio seguro al que regresar al final del día. O incluso en el que permanecer las 24 horas sin que ello suponga un estrés añadido por no tener una casa adaptada a nuestros estándares de comodidad.
Consejos para convertir nuestra casa en un hogar lento
Transformar tu vivienda en una casa saludable es más fácil de lo que puedas pensar. Estos son los principales cambios que debes introducir para reestrenar tu hogar en un tiempo récord:
1. Cuando menos es más
Comienza por retirar lo superfluo de cada estancia de tu piso. Recuerda esa máxima del minimalismo que asegura que menos es más. A menos objetos y enseres, más posibilidades de que la energía fluya y te sientas mejor. Y también de que te golpees con menos cosas en los meñiques de los pies. Deja lo esencial, lo que de verdad necesitas, o esas cosas de las que te gusta rodearte a diario. Y no hablamos solo de objetos útiles. Las fotos de seres queridos y momentos especiales, por ejemplo, son reconfortantes y te hacen sentir mejor y agradecido con la vida.
Es necesario que hagas lo mismo con los muebles. Crea un espacio lo más diáfano posible en el que puedas moverte con libertad. Procura dejar “pasillos” de circulación donde puedas caminar de una estancia a otra sin encontrarte con muebles que obstaculicen tu paso.
2. Que el orden sea tu aliado
Es conveniente, además, que pongas orden en las distintas habitaciones. Se acabó el dejar las cosas sin recoger, prendas de ropa que esperan a ser planchadas y cubiertos que tienes que fregar. No pospongas más el momento de realizar esas tareas que permitirán que tu casa luzca como en las fotografías de las revistas de decoración. Organizar y ordenar mejorará el ambiente en tu hogar optimizará tu tiempo más de lo que crees.
Por supuesto, siempre es un buen momento para deshacerte de aquello que ya no utilizas, y esto también es aplicable a la ropa. Si no te lo has puesto en más de un año, es poco probable que lo vuelvas a hacer. Seguro que alguien puede darle un nuevo uso, dona aquello que ya no utilizas o llévalo a un punto limpio para su correcto reciclaje.
3. Haz espacio a las plantas para tener una casa saludable
Incorporar a la decoración varios ejemplares de plantas te ayudará en tu propósito. Tienes que reconocer que dotan de vida a cualquier cuarto, al tiempo que te ayudan a relajarte y te transmiten buenas vibraciones. Otro tanto sucede con las flores. Si bien ni unas ni otras te van a planchar la ropa, tenerlas en casa contribuye notablemente a tu bienestar. Puedes optar por especies de temporada o perennes, con diferente floración.
4. Opta por los materiales más naturales
Un hogar de estas características tiene que conectarte con la naturaleza, con lo más auténtico. Apuesta por materiales nobles, como la madera, o por otros que fomenten la sostenibilidad, como el corcho, a la hora de elegir tu mobiliario. Trata de reducir al máximo el uso de plásticos. En el caso de los tejidos, mismas directrices: opta en la ropa de hogar por el lino, el algodón, el yute y la lana, entre otros.
5. Cuida los colores
Hay colores que nos transmiten dinamismo, como el rojo y el naranja, mientras que otros nos ayudan a relajarnos. Ese es el caso de los tonos pastel. El rosa, el azul y el verde, sin olvidar el blanco o la gama de tonalidades tierra. A la hora de pintar las paredes y elegir el resto de los elementos decorativos, ten en cuenta estos colores. Pero también dónde usarlos. Por mucho que tengas el impulso de pintar el dormitorio de rojo, a lo onírico de Twin Peaks, recuerda que es un color que invita poco a relajarse y al sueño. Lo mismo sucede con los estampados. Si optas por papel en las paredes, elige combinaciones y tramas agradables, que no abrumen o hagan el espacio visualmente más pequeño.
6. La iluminación, siempre natural
Aprovechar al máximo la luz natural te ayudará a la hora de crear un ambiente especial, al tiempo que influirá de manera positiva en tu estado de ánimo. Cuando no puedas utilizarla, recurre a luces tenues, preferiblemente cálidas, que contribuyan a dotar de una atmósfera intimista a tu hogar, facilitando un mayor relax.
7. Los aromas te ayudan a sentirte mejor
Descubre los secretos de la aromaterapia y no dudes en emplearlos. Al igual que ocurre con los colores, hay olores que ejercen influencia sobre el ser humano. Algunos te activan, como los cítricos; otros, sin embargo, te invitan a sentirte más cómodo, como ocurre con la lavanda.
Toma nota y logra un hogar lento que se convierta en tu refugio y el de los tuyos. Aprovecha para conectar contigo mismo y con la naturaleza, al tiempo que renuevas fuerzas para arrancar el año.