Llena tu frigorífico de vitamina C

17 diciembre, 2020

La vitamina C es uno de los micronutrientes esenciales que han de tener cabida en nuestro modelo de vida saludable. Con la llegada del frío y pendientes de cuidarnos, la vitamina C cobra un protagonismo especial para echarle un cable a nuestro sistema inmune.

Los suplementos vitamínicos para dar ese empujón extra son una posibilidad, siempre bajo atención médica. Pero otra a tu alcance y muy recomendable, es recurrir a nuestra dieta para potenciar la presencia de la vitamina C en el organismo. ¿Sabes qué alimentos contienen más vitamina C?


Una gran aliada para el organismo

Un modelo de vida sana debe combinar una dieta completa y equilibrada, con una presencia compensada de todos los macronutrientes. Vamos, hacer nuestra la máxima de nuestras abuelas de que “hay que comer de todo”. Además, tenemos que introducir en nuestra dinámica de vida ejercicio al menos tres veces por semana.

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Entre los micronutrientes que debes tomar, junto a la fibra y los minerales, se encuentran las vitaminas. La vitamina C es una de piezas clave para nuestro cuerpo y, desafortunadamente, el cuerpo no es capaz de producirla por sí solo. Pero ¿cómo contribuye la vitamina C a hacer que nos sintamos mejor?

Para qué sirve la vitamina C

La vitamina C o ácido ascórbico es un refuerzo y un ingrediente esencial para la creación de tejidos en el organismo, así como para su crecimiento. Eso significa, por ejemplo, que ayuda a que cicatrices más deprisa y mejor cuando te haces algún corte o en situaciones más serias. Es un elemento necesario para fabricar la piel, cartílagos o los tendones pero también las venas y arterias.

Mejora además la absorción de hierro en nuestro organismo, importante como mínimo para mantener nuestra energía. Y por último, como seguramente habrás escuchado, ayuda a combatir los radicales libres. Esta propiedad antioxidante permite que la vitamina C nos ayude a proteger nuestra piel de agresiones como la contaminación o el humo del tabaco. Pero también nos ayuda a mantener a raya en general la oxidación de otras células del cuerpo, como las de los tejidos vasculares, ahí es nada.

Desmontando mitos vitamínicos

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No hay evidencias científicas de que la vitamina C nos ayude a no pillar resfriados. Entonces ¿por qué llevamos toda la vida oyendo que es bueno para los catarros? Porque un cuerpo que no está correctamente nutrido e hidratado sufre más con las infecciones. Puede que tengas un resfriado pero si tu cuerpo está preparado para luchar contra los virus gracias a una dieta saludable y el ejercicio físico, los síntomas pueden ser mucho más llevaderos y desaparecer en un periodo de tiempo menor.

Sí que da un empujón al sistema inmune, por ejemplo, a los leucocitos. En otras palabras, la vitamina C nos ayuda a enfrentarnos a las infecciones con un ejército bien dispuesto en vez de con cuatro personas llevando bates de béisbol, por lo que las posibilidades de triunfo y en menor tiempo, se multiplican.

¿Es peligrosa la falta de vitamina C?

En la actualidad, es muy extraño que tengamos un déficit de vitamina C en el cuerpo. Antiguamente, era más común su carencia, provocando escorbuto. Esta avitaminosis era habitual entre los marineros precisamente por no tener acceso a frutas y verduras frescas durante largos periodos de tiempo. A causa a la debilidad de los tejidos, con frecuencia se les caían los dientes, así que si ves en el cine películas de piratas con los dientes blancos y fuertes, algo falla. Lo del que usaran lápiz de ojos ya, ni idea.

El invierno sabe a vitamina C

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Las frutas y verduras contienen buenas proporciones de este nutriente y como ya sabes, de muchos otros, como los minerales y la fibra. El ácido ascórbico abunda en las frutas de invierno, como las naranjas y las mandarinas, lo que ha podido contribuir en el imaginario popular a identificar la vitamina C con el color naranja. La alimentación de temporada es la que normalmente ofrece las frutas más frescas y en sus estados óptimos.

Una fruta de temporada mantiene sus propiedades esenciales y conserva notablemente el sabor. Por otro lado, consumir este tipo de alimentos contribuye a la agricultura de proximidad y a un comercio más justo.

Eso sí, consumir frutas de temporada implica adaptarte a los ciclos de la naturaleza. Pero, sin duda, supone una apuesta por la sostenibilidad que va a ser beneficiosa para los campos de cultivo. Así que en invierno vale la pena incluir, entre las cinco frutas que te recomendamos comer al día, las de temporada, que te aportan la vitamina fundamental para regular las constantes básicas de tu organismo. También puedes consumirlas en zumos o en smoothies pero es mejor comer la fruta entera.


Las naranjas

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Su larga temporada abarca desde octubre a junio. Los cítricos (también los limones) son buenas fuentes vitamínicas. Las naranjas, además, contienen importantes porcentajes de fibra. Pero no se vayan todavía que aún hay más: no podemos olvidar sus compuestas bioactivos, como los flavonoides y carotenos. Te aconsejamos, por otro lado, una naranja que sobresale por su aroma. Se trata de la variedad sanguina, la puedes identificar por su color más rojizo.

Las mandarinas

Son como las hermanas pequeñas de los anteriores cítricos. Aunque su proporción de la vitamina que nos ocupa por cada 100g es menor que la de las naranjas (30g frente a 50g). Aquí, el consumidor de a pie distingue dos tipos de mandarinas: las que se pelan fácilmente y las que tienen la piel adherida de tal forma que acabas hundiendo el dedo dentro cada vez que te comes una. En su defensa diremos que suelen estar muy buenas.

Perfectas por su tamaño para ser incluidas en cualquiera de las cinco comidas que te recomendamos hacer al día para alcanzar la sensación de saciedad. En función de las variedades, ahora sí, como las dulces clementinas y mandarinas, su temporada se alarga entre septiembre y mayo.

Las granadas

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No solo te proveen de vitaminas como la C, sino que también llevan buenas dosis de minerales. Si deseas aprovechar su sabor más apetitoso, opta por las de mayores dimensiones y madurez. Por supuesto, te recomendamos añadirlas como ingrediente a tus ensaladas.

La vitamina C es un componente esencial de cara a mantener nuestro organismo en forma en las estaciones más frías. Pero naturalmente hemos de englobar su consumo dentro de una dieta saludable y equilibrada que nos va a hacer sentir bien por dentro y va a mejorar nuestro aspecto por fuera.

Las chirimoyas

Te van a llamar especialmente la atención por su buen aroma y ternura característica. También contiene minerales como el hierro y el calcio. Su temporada oscila entre septiembre y abril y, aparte de la C, lleva vitamina B. 

Los pomelos

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Su amargor va a combinar de una forma provechosa con el dulzor habitual de otras frutas. Aparte de su riqueza vitamínica, hemos de reseñar que su consumo es bajo en calorías. Por eso, el pomelo es perfecto para las dietas que persiguen la pérdida de peso. Consumirlo en zumo por las mañanas ayuda a una buena salud cardiovascular. Eso sí, si vas a tomar algún medicamento, lee bien el prospecto porque pueden interferir en su eficacia.


El caqui

El caqui se ha hecho hueco en las estanterías fruteras hace relativamente poco. Es una de las frutas que más se ha ido consolidando en los cultivos de nuestro país. Su fama no se debe solo a su sabor dulce, sino que también es muy valorado por su contenido en antioxidantes. Es decir, nos ayudan a prevenir el envejecimiento de las células.

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