Diciembre es un mes de promesas. Prometemos que este año vamos a comer, beber y salir menos. Y luego nos vemos atrapados en una vorágine de aperitivos, cenas de empresa y vermú con los amigos del barrio, del colegio, del trabajo y de la empresa donde fuimos becarios. No te vamos a estructurar la agenda o a darte una sarta de excusas creíbles para no ir, que podríamos, bajo petición popular. Pero te vamos a dar consejos para vivir una Navidad más saludable de los que sí son fáciles cumplir. No como lo de arrancar enero haciendo 10.000 pasos al día.
¿Por qué quieres (y necesitas) una Navidad más saludable?
En realidad navidades es una buena ocasión para echar la vista atrás a la dieta que seguimos todo el año. Comer de manera saludable debería ser la tónica, no algo forzado. Nos ayudaría a no tener que vivir pendientes de la báscula y a encontrarnos mejor física y mentalmente. Pero sería un error saber que llegan las fiestas y pensar que no vas a comer de más algún día, especialmente, azúcar.
La ingesta habitual de azúcares lleva a una elevación de la glucosa en sangre. En exceso, puede ser origen de diabetes, obesidad o arteriosclerosis (arterias obstruidas, que no es un grupo de punk, precisamente). El consumo desproporcionado de grasas, oh, sorpresa, nos lleva a los mismos caminos, pasando por la autopista de las enfermedades cardiacas. Y que te encuentras peor en el día a día, no hace falta ir más allá.
A tu cuerpo le gusta la gasolina, y le gusta que le den gasolina, pero moderar lo que sabes de sobra que no debes consumir es el mejor consejo para una Navidad más saludable que debes tener en cuenta. A partir de aquí ¿cómo resistirse?
Dulces y azúcares
Es más que probable que consumas más dulce este diciembre que en los otros 11 meses, aceptémoslo. Pero en vez de zamparte un calendario de adviento cada semana, reduce a los días de fiesta la ingesta de productos navideños. Esto ya supone no comer cada día un turroncito de esa bandeja que tiene preparada con sus peladillas y sus cosas. Sí que cates el turrón de chocolate, pero con cierto control.
Hay opciones sin azúcar hasta en polvorones, pero ojo, porque muchas veces los edulcorantes son tan perjudiciales como el consumo en sí de azúcar.
Por otro lado, si tienes tiempo y ganas de meterte en la cocina, que en invierno apetece, la repostería casera siempre va a ser más sana que los productos industriales. Hay muchos postres además que puedes adaptar quitando algo de azúcar a la receta original o sustituyéndolo por otro tipo de endulzantes naturales, como el plátano, la manzana o la canela. Son sabores que te harán olvidar que tus madalenas no llevan chocolate, por ejemplo.
Bebidas: alcohol y refrescos
Ya somos mayorcitos. Así que ya sabes las consecuencias del consumo excesivo de alcohol, incluso al día siguiente o a los minutos siguientes, depende de cómo se te de la cena de empresa. Si vas a beber alcohol, intenta que la copa te dure lo máximo posible, sea de la bebida que sea. Transformar una experiencia como una cena en familia o una comida con amigos en un mal trago, nunca mejor dicho, no merece la pena, ni por ti ni por los demás. Y si utilizas el alcohol para enmascarar emociones varias, bueno, pues igual hay que buscar soluciones más pragmáticas, como no ir a la fiesta o aprender a gestionar dichas emociones, por ejemplo, con un profesional en psicología. Que esto no son los años 80.
Poco que decir de los refrescos salvo que consumirlos a diario está ligado con la diabetes, entre otras enfermedades, de nuevo, como la obesidad. Que uno de vez en cuando no hace mal a nadie pero si ves que en diciembre te acompañan a diario o incluso más de una vez al día, ponle freno. Busca opciones saludables como agua de sabores hecha en casa, agua con gas por aquello de las burbujas, infusiones calentitas, o bebidas carbonatadas con el mínimo contenido en azúcar y edulcorantes, que las hay.
Menús hipercalóricos
Una de las formas de reducir el abrumador número de calorías de los platos en estas fiestas es cambiar el tipo de elaboración. Elige recetas para una Navidad más saludable que puedas hacer en el horno o, si necesitas hacer fritos, contempla opciones como las que los hornos tipo AirFry te ofrecen. Acabados crujientes pero sin apenas aceite.
Puedes hacer muchos platos, ya sea de carne, pescado o verdura, en un horno de vapor, la opción más sana, y conservando todo el sabor de los alimentos, potenciándolo incluso.
Verdura en la mesa
La verdura en Navidad, esa gran ausente. A pesar de que en la dieta Mediterránea sí que podemos encontrar entre guarniciones y primeros platos una lombarda por aquí y una ensalada por allá, no es lo más común. La carne suele copar toda la atención.
Existen opciones vegetarianas y veganas estupendas para servir en un menú de Navidad para todos. Intenta introducir algún aperitivo o plato principal en tu mesa que cumpla este requisito. Además, en muchas ocasiones, resultan más económicos que opciones con carne. Y si no te queda otra, piensa que el pavo o el pollo son carnes magras y siempre son más digestivas y con menos grasa.
Cantidades: el gran banquete
Sabes que va a haber mucha comida en la mesa en fiestas pero no significa que te la tengas que comer toda. Es maravilloso guardar sobras y practicar la cocina de aprovechamiento. Intenta no ponerte fino a entrantes antes de los platos principales para evitar esa sensación de barriga hinchada después de cada comida y cena navideña. Prueba un poco de todo pero controla las cantidades para poder realmente disfrutar de la comida.
Cuida tu salud mental también
Un requisito importante que influye en la salud plena del organismo. Sabes cómo son las fiestas todos los años. No a todo el mundo le gustan por múltiples razones. Pero dada la situación, intenta poner el foco en las cosas buenas que sí tienen las fiestas, que las hay. Cada Navidad, para bien o para menos bien, es irrepetible. Y no siempre vamos a estar rodeados de la misma gente todos los años, intenta tener esto muy presente para disfrutar de su compañía.
El estrés es mal compañero en estas fiestas. Trata de planificar con antelación todo aquello que sabes que te puede suponer un mal rato (no encontrar el regalo o juguete que quieres, compras de última hora, langostinos a precio de cuerno de unicornio…). Pide ayuda para organizar cenas y comidas, si toca en tu casa. Si llegas tarde a algún sitio, pues qué se le va a hacer, tampoco será tan grave. No acudas a lugares ultra concurridos aunque te hayan dicho que la decoración navideña es más opulenta que la de Vigo.
En definitiva, trata de relativizar y organizar planes que realmente te permitan disfrutar de los días festivos, ya sea por familia y amigos, o porque vas a poder disfrutar de unos días de autocuidado y paz mental. Y eso sí va a hacer tu Navidad mucho más saludable.
Tener la oportunidad de disfrutar de una Navidad más significa que aquí seguimos para contarlo, así que vamos a intentar que sea bonita, que comamos celebrando cada bocado, y que nos vamos a dormir pensando que hemos podido abrazar una vez más a la gente que queremos, aunque sea en la distancia. Y si no, total, enero está a la vuelta de la esquina, y si hemos sobrevivido a noviembre, esto ya está hecho, hombre.